Para lo que me pueda venir

Caminaba por la vida, en una edad indeterminada,subida en quince centímetros de posibles. El abanico de opciones, era aquella noche, tan amplio, como el catálogo que acababan de darle a la salida del gym. Una especie de despegable que de ponerse ella a abrirlo, luego no lo cerraría igual. ¡El reparto de los genes y sus misterios! Los tacones sonaban acompasados por el adoquinado, no le daban estabilidad, pero sí una confianza que la definía,mucho más que todas las series de ejercicios que le había marcado el trainer. ¡Ay, el trainer! El peligro del hombre y no por lo físico ...¿o sí? Sonrisa lobuna de mujer que sabe a ciencia cierta que lo es. Y más tacón marcando el suelo y más cimbreo de cadera que para algo estaban en feria. Luces como para que les encontrase un satélite ruso en el espacio. ¡Sí, señor! Y ella enfundada de rojo Ferrari en un vestido tan escueto como su lista de principios esa noche. Vestida así, caminando así, sonriendo así, la contable llevaba un cartel ...