Creer que un cielo en un infierno cabe.

 Solo me queda decirte adiós toda la vida.


Hace tres años tal día como hoy, recuerdo como la tierra vomitaba lava sobre la Palma. Dejaba preparada la maleta para doblar otra vez el mapa.

Quemar asfalto . 

Dejar el otoño crudo con el que ya se vestía el norte, para volver al camino del estío que portaba siempre el sur.

Algún bañador, restos de crema solar que se dejarían en esa bolsa de playa que viviría casi un año entre paréntesis...

Pensaba caminar, leer, volver a dejarse despeinar por el levante enfurruñado. Imaginaba atardeceres bucólicos con la sudadera puesta y los pies enterrados en la arena fina y aún cálida.

Lo que  se encontró sin embargo fueron días de incertidumbre, de pesar, de temores , de enfermedad y dudas.

Los interrogantes sin respuestas que aún hoy arrastra. 

Y duele cada segundo que vuelve a pensarte y retorna la culpa de por qué no pudo salvarte.

Imagino que las cicatrices, ese recordatorio de la herida, siempre nos tornan a ese lugar accidental.

La certeza es lo que queda. El sello de que pasó.

Hoy  se ha levantado sabiendo que le tocaría llorar;fuerte ,con ganas, en silencio y sola.

El duelo .

La presencia de la ausencia y la viveza con la que siente que la acompañas, aún, todavía.

Va a poner una tirita sobre la cicatriz.

Tiene que dibujar una sonrisa en el rostro y fingir que hoy es la misma que ayer.

Mirará a los ojos de  gente: que no recordará que hace tres años, fue martes. A personas que luchan sus batallas.A desconocidos con los que jamás se volverá a cruzar y seguramente no importe...

La estela que dejaste se hace surco con el pasar del tiempo.

Duele la cicatriz, más no la herida.

 La sangre  que brotaba  antaño se suple con sonrisas que se prenden a sus labios con imperdibles.

Perderte.

Se está acordando de unas palabras que le dijo hace poco una amiga al morir el único progenitor que aún tenía.

"Me he quedado sola, huérfana del todo"

Unas palabras  llenas de dolor y preñadas de soledad.

La realidad le susurró al oído una certeza mucho  más poética.

Volvieron a ella ,a su memoria, los versos de Bécquer:

“Qué solos se quedan los muertos "

Y abrazó  a la desamparada bien fuerte, para consolarla.

 Sabiendo que para nacer necesitamos de  alguien :una madre que nos ayude a salir, una matrona, un médico...pero para morir. Uno no necesita a nadie. 

Vivimos con el equipaje que nos va regalando la vida. Nos vamos desnudos , dejándolo todo atrás.

Ahora se mece en silencio mientras mira al sol que luce su cielo. 

El otoño ha dejado atrás al estío...

Parece que fue ayer que caminaba sobre arenales salvajes.

Hace nada.

Unos días.

Tu falta ,dejó un vacío, un frío, como el que trae esta nueva estación.

"Cuando lo teníamos todo y no lo sabíamos" Así era hace tres años antes de esa hora fatídica que firmó el galeno.

Recuerda.




*Estés donde estés, te extraña.

De poder sonar una melodía, sería un réquiem.




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