El Shooting. (Colaboración para esta foto )


 Ella conduciendo hacia...hacia un interrogante, claro.

Ella y sus grandes ideas.

Ella que ha tenido que dormir desnuda para que no le quedase marca alguna en la piel.

Consejo del fotógrafo.

Uno muy talentoso. Un fotógrafo que hace más cosas que fotos, pero que le gustó . A ella. A la práctica. 

Que se quedó pegada a una instantánea de su ciudad más de lo estrictamente necesario.

Y le dio al corazón  en la aplicación. Y a ella,  en el corazón le dio, pues también , un poco.

Y luego un comentario aquí, un privado allá.

Un... ¿qué regalo para el aniversario número infinito y más allá?

Él .

Las respuestas a todo, últimamente las tenía él. Y mira que se conocían desde hacía años...

Su perfil parecía tener de repente todas las respuestas.

Si ella necesitaba mar.

Él colgaba uno inmenso. El de los dos.

Si ella estaba ofendida. 

Un oleaje indómito.

Si ella estaba nostálgica...

Él inmortalizaba su bahía.

Hasta ese día .Que la inmortalizaría a ella.

Aparcó a la primera .

Se acordó de ir por una calle olvidada y acertó.

Un mensaje a su número para decirle que ya estaba abajo. Con su traje chaqueta negro, con su collar de tres vueltas de esferas metálicas, con su mejor sonrisa y llena de unos nervios que no iba a dejar salir.

409, un número. 

Ya sabía a dónde tenía que ir. 

Lo que no sabía o no quería confesar era el esmero desmedido con que se había preparado para la sesión.

Tenía que parecer que ella lucía aquel aspecto de forma mundana y a diario.

¡ Qué no se  note que te mueres por saber cómo te ven esos ojos!

¡Y vaya ojos que tenía el moreno! 

Y vaya sonrisa. De esas que comienzan en la boca y terminan en la mirada, en el gesto relajado. Una que te hace latir el corazón más deprisa, a la vez que te dibuja a ti otra. Siempre era así, recordarle y sonreír.

-409, 409...

Tú pasa esa recepción como si llevaras pisando halls toda tu vida. Tira para adelante.

Llego, con el pulso latiendo en la yugular ante la puerta. Al fondo de un pasillo ultramoderno de hotel new age.

 Y dudo. Y me seco el sudor de las manos contra el vestido y respiro como en  una clase de yoga.

Y llamo y él me abre.

Ese instante. Él a contraluz.

Su voz que también lleva pintada su sonrisa. Su sello de identidad. Ahora lo sé.

No nos damos dos besos. Me invita a pasar y yo veo el equipo bien colocado y a él siendo cortés.

Y yo que dejo mis nervios al otro lado de la puerta. Y mi vergüenza y otras muchas cosas que aún no sabía.

La luz, él hablando de la luz y yo estudiando a aquel hombre que ya conocía pero creo descubrir de nuevo.

Su apasionamiento. Su forma de mover esas manos bien cuidadas de señorito de oficina.

Sus ojos moteados que son oscuros pero con esa luz no. Llevan motas de oro y verde. Como los de un gato.

Me dice algo de la chaqueta del traje y le veo que me ayuda a quitármela sin casi ser consciente.

La tela que resbala sobre mi piel hidratada, expuesta, que da un respigo como respuesta.

Me acerca al ventanal y coloca un mechón de pelo indómito sobre mi pecho y gira alrededor de mí y me vuelve a tocar.

Y no se da cuenta, porque está en modo profesional, pero esa piel está muy caliente y yo aunque no lo vea  él ,nerviosa. Congelada por fuera.

Estira el traje, pero es muy corto , habla para sí. Metido de lleno en su mundo. 

El  vestido parece amplio , pero es mentira, se ajusta a cada curva y por la espalda es más que escotado. Una vertical de pecado. Por eso lo he elegido.

 Y él que me perita como a un objeto y no como a una mujer. Viendo cosas que yo no veo . Y le dejo que toque, que recoloque ,que mida la luz.

-Así

Y me hace estatua de sal.

Y se pierde tras la cámara y mira .

Yo le observo a la vez. 

Como acaricia el objetivo, como ajusta las ruedas de lo que sea. Como se centra en acomodar, en que encuentre  la perfección en algo tan caótico como yo.

Me toco el pelo porque se ha callado y oigo el disparo. Murmura palabras. 

-Más, menos. Sonríe. Atrás, adelante. Derecha, izquierda. No me mires, pero sí...

Vale analizo cada orden y las extrapolo. Claro. Yo. Tan yo  ,que asusto.

El macho alfa dominante.

-¡Quieta!

Solo he suspirado.

Y viene. Y sus manos otra vez sobre mí. Y baja la cremallera lateral y su respiración que me toca la piel. Y él ,a lo suyo y yo entrando en calor.

¡Fíjate qué cosas tiene la vida!

¿Desde cuándo es tan guapo? ¿y esas canas?

-Gírate un poco...

Quiere hacer una foto a esa cremallera y lo que esconde. O más bien lo que ahora enseña. Encaje negro. 

Él lo pidió. Lo exigió, pero de una manera muy dulce. 

Y a mi chico le gustan esas excentricidades de niña pija. Un extra, si me decanto por una foto un poco más "hot". 

Era ahora o nunca.

Y nunca , me parece ,demasiado tiempo.

Yo perdida en mi nube y él que se acerca tanto que  lo huelo. Siempre huele a hogar y  me gusta.

Se ha aflojado la corbata y desabrochado el botón de esas camisas de banquero que gasta. Está despeinado, de meter los dedos por entre el cabello. Como cuando te has dado un buen revolcón, pues así luce el fotógrafo.

No sigas por ahí, que esa cama es mucha cama... Me riño mientras él me enfoca a escasos centímetros.

-Y  si ...

Quiero, pero dicho en alto suena raro. Somos amigos, pienso. Vaaaa.

-Oye, me siento muy cómoda. Había pensado que podríamos hacer alguna sin el vestido. ¿Tú lo harías?

Y él que vuelve de la cremallera y de su universo paralelo.

Él que parece noqueado . Normal. A ver... si es que... Pero asiente.

Yo creo que la vena artística es un poco como la de un deportista. Retos, metas... la jugada soñada...

¿Qué fotos habrá soñado él?

El vestido se precipita y él observa tras la cámara y dispara. Yo lo he dejado caer lento. Como en una rendición silenciosa...

Como cuando sacrificas a una reina en ajedrez. 

Cuando derrocas al rey.

Le noto tragar y sonrío, con esa sonrisa de Gioconda que toda mujer poseemos.

Y me siento poderosa  . Y aunque no lo sea, bella.

Le he pedido que pula todas las imperfecciones. Que me quite mis complejos  y mis peros con el photoshop. Y él me lo ha jurado. Y yo me lo  he creído.

He llevado más ropa. Él fue muy explícito en sus deseos.

Ahora me pide que me tumbe en el sofá. Que me coloque sobre la cama.

Juega con el collar.

Y no tiene ni idea de lo que me está subiendo la fiebre cada vez que se pone encima y juega con el metal frío y mi piel en llamas.

¡Qué se va a enterar!.

Cada vez que me roza me excito. Pero es lo que es. Y él es él...y yo no estoy muerta. Aún . Pero como dure más ,a lo mejor tengo que ir al baño a solucionarlo.

Me pide que me cambie . Que me quite  cosas y que me  cubra.

Y yo que no veo lo que él ve. Ni siento lo que él siente. Porque le  noto muy profesional.

Como cuando el masajista te está presionando una lesión. A él le debo de parecer ahora lo mismo, trabajo.

Pero yo tengo más tiempo y más imaginación  y no sé por qué ,pero ya le he llevado a la cama cien veces desde que estoy aquí.

Me ha atado las manos con la corbata.

 ¡Con su corbata!. 

Que huele a él y aún guardaba el calor de su cuerpo.

Y mis pezones tímidos, han asomado cotillas. Pidiendo algo a gritos. Y él no se ha enterado de nada.

Como el tanga. Que ahora mismo está empapado porque acaba de pedir que me ponga a cuatro. Mi postura favorita de ven aquí y hazme de todo , menos falta.

Sonrío nerviosa porque estoy imaginando al de la banca descuadrando el balance y dejando a un lado la frialdad del mundo numérico. Tiemblo por las ganas que me estoy tragando.

Alguna vez en un pasado lejano le imaginé de pareja en un vis a vis. Pero pudo más el cariño que le tengo ,que la curiosidad mata gatos.

Ha dicho algo, pero dejo que se pierda en el silencio de la habitación como todo lo demás.

Noto que la atmósfera cambia. Se vuelve densa. Y calor. Más calor.

Y él que sigue hablando pero salva la distancia y enfoca entre mis piernas.

Le noto .

Y me parece erótico tenerle así. O que él me tenga a mí.

Y le siento respirar. Sobre mi piel.

Y no sé si lo sabe pero me muero por un beso.

Y lo tengo, como si me hubiera leído el pensamiento.

Sobre la ropa.

Si no fuera por la electricidad de la descarga podría no haberlo notado.

Mi cuerpo responde.

Y no es el único...









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