Las brujas de la noche
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra
Si me quieres, quiéreme negra
y blaca. Y gris y verde, y rubia ,
y morena.
Quiéreme día,
quiéreme noche....
¡Y madrugada en ventana abierta!
Si me quieres ,no me recortes:
¡Quiéreme toda...O no me quieras!
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Han crecido los días, pero las tardes son nuestras.
El silencio es real, aunque la urbe ruja allá afuera y lo sé porque solo tengo que levantarme, mirar hacia abajo y ver como la circulación colapsa el centro en hora punta sobre todo cuando llueve, como ahora.
No voy a hacerlo, lo de levantarme porque tengo la postura perfecta, apoyada sobre tu estómago mientras tú pasas las hojas de un libro que huele a nuevo y yo me dejo acunar por tu respiración mientras ,en algunas páginas, dejas caer tu mano sobre mi pelo y juegas con él. Y yo termino dándote una palmada porque luego no hay quien lo vuelva a domar.
A ti te da igual, por supuesto, eres como ese moscón que pasa rasante aunque manotees al aire con la intención de que capte el mensaje.
Me he cansado de hacer lo que estaba haciendo y te miro en un contrapicado. Te observo y tú en mitad de una estepa, rodeado de rusos en pleno conflicto armado.
La niña con TDAH quiere que pierdas el hilo y bajes un rato a jugar con ella, pero eres tú tan ser de cuadrícula que sé que no lo harías. Ahora mismo no.
Así que la mujer inteligente abre con blancas.
-Léeme un rato.
Me recoloco mejor sobre tu regazo, mirando como afuera sigue la tarde gris. Y tu anillo de oro se pasa por mi frente mientras tus dedos doblegan rizos y haces que nazca una sonrisa.
Te pones a narrar como unas mujeres salidas de la nada , se ven en mitad de una guerra que no les importa, pilotando aviones en vuelos nocturnos.
Me atrapa la historia, que de otra forma nunca habría hecho mía, pero que ahora es nuestra.
Y pasas páginas y yo me veo allí , en mitad del conflicto luchando por sobrevivir.
Nuestra historia , la de los dos ha sido siempre un campo de minas, pienso también, mientras las ametralladoras iluminan la noche en ese pulso por sobrevivir en mitad de una contienda.
Me encanta que seas así. Siempre me ha asombrado esa certeza tuya de saber siempre cuál sería el siguiente paso a dar. Cómo ejecutar la vida, tú, el peor bailarín del mundo dominando los pasos.
Y yo, la niña del tutú, media vida pegada a una barra, para terminar sobre tu regazo mientras mi mente navega.
Estás tan centrado en tu historia de las brujas de la noche que no te imaginas para nada lo que otra de esas , tiene planeado para ti.
El movimiento es felino, tanto que te has quedado como congelado cuando has notado algo diferente , mi cabeza ha encontrado otra distracción y levantas la mirada de la novela lo justo para que yo te invite a seguir.
No lo has visto venir porque: ¿ quién espera que a uno le coman vivo en mitad de un bombardeo?
Vas perdiendo el hilo del combate según yo voy tejiendo la tela de araña entorno a ti. Y hay un instante en que la novela se cae por su propio peso y yo sonrío traviesa porque te he visto rendirte en esta vida ,más veces, de lo políticamente correcto.
Llegas hasta mi oído y me susurras esa verdad que aún hoy no se ha apagado.
-¿Cómo no amarte?
Y yo te acojo entre mis manos y te beso pensando a qué Dios agradecerle que sigas siendo así.
*Quizás uno no desea tanto ser amado, como ser comprendido"
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