Remember

 

Todo el mundo piensa que la hierba de su vecino es más verde.





Hoy cruzaba la ciudad, con el sonido de los limpias apartando  agua de esa ,que cuando suelta el cielo del norte crea se propia banda sonora y de repente, al doblar una esquina, me noqueó la nostalgia
De hecho, he trazado ese camino tantas veces, que no se por qué ha sido hoy, cuando de repente...al pasar por el hueco que ha dejado un edificio, hace más de dos décadas, he vuelto a aquel pasillo, a aquel rellano apartado. 
 Al aulario que compartimos un trimestre de estudio.
 Donde tus números ensuciaban cuartillas. 
Donde mis mapas de isobaras hacían que los futuros ingenieros volvieran a mirarme, como si ni mis apuntes, ni yo, casásemos allí, en aquella biblioteca técnica.
Corría mayo y ya se olía el verano. 
Mientras ,los bolis, aquellos BIC transparentes, que nos salvaron a punta de compás, de memorizar fechas marchitas. En vuestras manos de chicos de ciencias, pasaban de dedo a dedo para después girar sobre el pulgar.
La danza de aquel objeto, aún hoy me parece molesta y totalmente prescindible. 
Mientras una intentaba memorizar la lista de los papas medievales, los herederos de López Quevedo, los reyes de los números primos, me martirizaban con aquella liturgia que terminaba, sí o sí, sobre el suelo hidráulico.
Aún sonrío porque nunca encajé en aquel mundo tan frío, igualita a la sala de un tanatorio. Pero me negaba a ir a Oviedo en busca del cobijo de los míos y tú decidiste darme asilo entre un montón de inadaptados.
Sin saberlo, cambiamos el mundo. 
A todos nos sobraba la corteza del pan bimbo, hoy ya no lo trae. Nunca dábamos uso a las tapas , también se han extinto. 
No sé por qué, de entre todas las cosas de aquel mes, recuerdo las conversaciones en aquellos pasillos cuando huíamos de los apuntes .
De lo diferente que se me hacía , hablar con hombres, siendo como era  mi carrera y mi campus, un jardín de amazonas.
Me acuerdo del respaldo improvisado que encontré una tarde en el hueco de tu pecho. De ti dudando, antes de abrazarme y quedarte allí, más de lo políticamente correcto.
Mi mejor amigo de siempre.
Hoy al doblar la esquina me he visto de nuevo reflejada en tus ojos, en aquella forma tan tuya de mirarme y de verme.  
Nunca fue para nosotros el futuro una opción. 
Y lo sabíamos. 
Sin embargo, transitamos por callejas inhóspitas bajo la lluvia, te empecinabas en enrocar a mi dama. En enseñarme a jugar al billar como si una mujer de letras pudiera, contra todo pronóstico, desvelar los entresijos de la trigonometría.
También recuerdo la mirada de aquella que te tenía para un rato y no sabía valorarte.
Fui un farol en tu estrategia para agenciarte una mano ganadora.
No me arrepiento.
¡Fíjate tú!
¡Lo bien que te encajó , desde siempre, a ti el puzzle!
Lo mismo que cuando la bola iba directa a la tronera que habías señalado. 
Lo mismo.
Te sigo admirando, toda una vida después.
Ese es tu logro. 
Ése y hacer que una esquina rota... vuelva a tener  la forma de la escuela de peritos.

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