Laberintos
Y me quedé rumiando la info como si yo fuera la mujer de algún cuadro de Hopper. Del pintor más mustio entre los lánguidos, de aquel que ha logrado que la luminaria de un café,te marque el punto de fuga de un cuadro, como si el techo fuera la pista de despegue. Un óleo ,que jamás colgaría de tu pared.
La paleta de la tela es cálida y sin embargo, la figura allí representada irradia la gélida inmovilidad de un finado.
No me digan a mí, que la soledad no resulta,a veces, la cura de nuestros males.
Salgan a dar un paseo por la costa, con el nordeste soplando, las olas ofendidas batiendo espuma, como un perro aquejado de rabia ...y a uno, se le reinicia la vida.
Hoy me he levantado, como últimamente, con la cabeza llena de cosas. Como si mis pensamientos desordenados, se hubieran propuesto para el 2024, hacer el reto de Marie Kondo. Ya saben. Dejar los cajones ordenados y con etiquetas,para localizar,¿no sé? Por ejemplo , el liguero, a la primera y sin desear que lleve un GPS.
La novedad del no reconocerse y la sorpresa de que los cambios a veces, no son para bien.
Me encuentro ahora mismo como un niño pequeño ante el descubrimiento del mar. Al principio curioso, embelesado. Deslumbrado por el maridaje, arena y agua salada. Mojando los pies con el rítmico ir y venir de la espuma.
Todo correcto, sonrisa en el rostro, salitre en la piel...hasta que confiado y desprevenido no ves venir la cuarta ola. La que tiene fuerza y te llevará hacia adelante, dentro , asustándote. Dándote tu primera lección de vida.
Hoy es miércoles, también llueve y yo no le veo la diferencia a este día ,del lunes agorero.
Será que el hombre del traje gris cuando viene, viene con todo.
Esa cuarta ola disfrazada de cotidianidad.
Esa adultez que te prometía " la vie en rose " y yo la veo un poco ceniza.
Necesito sur.
*Pensamiento hopperiano de una norteña con carencia de vitamina D.
¡Y aún no ha amanecido!
¡Imagínate qué cuadro!
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