Tatúame, pero en el alma 20
"Quererse a uno mismo es el principio de un romance que dura toda la vida"
La Terre solía llegar del trabajo al alba o muy entrada la mañana si encontraba un buen aliciente para que la noche no terminase.
Algo así le había pasado aquel día y cuando subió a acostarse le llamó la atención encontrar luz en el estudio de Karma.
No estaba preparada para lo que vio allí.
La escultura de un torso que parecía sangrar.
Mira que quería a su estrellita rutilante, pero en ese instante la amó más que nunca.
Aquella escultura era de las cosas más alucinantes que Karma había realizado hasta la fecha. Por verista, por su fuerza. Porque te hacía sentir mil emociones a la vez.
La Terre se miró los brazos. Los pelos como escarpias. Entró y rodeó la obra casi con reverencia. Como si fuera algo sagrado.
-Mira la niña. ¡La coño niña!
Sacó su móvil, disparó unas cuantas fotos desde varias perspectivas y salió apagando la luz.
Karma iba a despegar y la Terre sabía bien a qué puerta llamar.
En silencio se fue a su cuarto para poder enviar un par de mensajes y hacer así su magia de "hada madrina del reino balear"
Mientras:
Mr. Keller desayunaba en la terraza con vistas al Mediterráneo con la prensa británica y la española formada como militares sobre el mantel.
Fruta fresca, café, proteína...
Uno de sus hombres se acercó con un sobre de papel de manila y lo dejó junto a lo demás, marchándose con el mismo sigilo con el que había llegado.
Amanecía en la isla y era algo indescriptible, el juego de luces, de colores, de olores...
Aquel mar.
Se inclinó un poco para alcanzar el sobre y al abrirlo se encontró con varias fotos de la chica de pelo lila.
Karma Nova.
El detective de la compañía había vuelto a hacer un trabajo minucioso.
Cogió el móvil , añadió el contacto a su agenda.
Leyó la información y navegó por las diferentes redes sociales donde ella tenía presencia.
Su salón de tatuajes tenía muchos seguidores y muy buena valoración en tripAdvisor.
Vio las imágenes y los diferentes diseños que ella realizaba.
Se notaba en ellos su licenciatura en Bellas Artes . El buen oficio. Y aunque él era un hombre que no seguía esas modas, apreciaba el arte en todas sus facetas.
Siguió navegando y vio su puesto en el mercado. Los pequeños relieves en madera, allí estaba su originalidad.
Y alguna foto de ella en donde se la etiquetaba. Aquel rostro como sacado de un cuadro de algún impresionista. El cuerpo compacto y pequeño de gimnasta.
Y el morbo.
Su boca de labios plenos.
Keller tuvo una erección instantánea imaginándose lo que aquella boca podría hacer sobre él.
Y decidió que como entretenimiento para esos días en la isla, bien podría tenerla a ella como aderezo.
La pequeña bruja.
Ambos habían sentido la química.
Fue una coincidencia que la comparsa de bailarines entrasen en el reservado en aquel momento.
Keller se relamió pensando en aquella piel. En su mano en su cintura, en sus labios sobre la oreja.
Hacía tiempo que no quería algo tanto.
Y le intrigaba saber el por qué ella y no otra. Ella que no era para nada su tipo. Ella que no lo había pedido.
Siguió moviendo el navegador y encontró un video de ella bailando mientras disfrutaba de la puesta de sol. De blanco . Su silueta serpenteando en un contraluz. Su pelo era más largo, una cortina larguísima de un color indeterminado a causa del ocaso.
Y Keller se preguntó por qué lo habría cercenado así, de esa forma tan radical.
La bruja estaba llena de enigmas.
Miró en el informe y vio que en una pequeña galería de arte de la isla tenían obras en su catálogo.
Miró la hora y se quitó la camisa.
Haría sus ejercicios y luego se pasaría por allí.
La caza había esperado demasiado.
Estaba ansioso por aquel bocado.
A su vez, no muy lejos.
Hugo estaba viviendo un auténtico infierno.
Maxi no le había dejado ni un segundo libre desde que escuchó lo que había estado haciendo en el estudio después de estar con Karma.
Infinito ya sonaba como acústico en todas las plataformas y el grupo se había reunido en su casa para ir dando forma al álbum.
Una locura terminal .
Un día y medio de llamadas, de entrevistas, de mensajes, de reuniones.
Patrocinadores. La discográfica planeando la gira y él intentando sacarse de la cabeza el olor a ella.
Solo le había mandado el tema. Su tema. El de los dos.
De vez en cuando miraba hacia su piel y allí estaba. Lo único tangible que le recordaba que Karma no había sido un sueño.
Ella le había llamado.
Ya tendrían tiempo de hablar cara a cara en unos días.
Cuando dejase de estar revuelto el avispero.
Las descargas, las visitas, los números de visualizaciones que estaban rompiendo todas las estadísticas . Ya era número uno. Avante y su Infinito.
Salió de la sala de reuniones donde hacía ya un rato que había dejado de escuchar y salió al jardín.
A esa barandilla de cristal que le dejaba colgando sobre el mar.
Era temprano aún. Se acarició el antebrazo mientras miraba a las gaviotas volando sobre el mar y a los veleros meciéndose en el gran azul
-Un penique por tus pensamientos.
Rafa, el batería y su mejor amigo le pasó un brazo por la espalda.
-No valen ni eso.
Hugo le contestó mientras le daba un abrazo masculino con un solo brazo y le sonreía cansado.
-Me mola tu tatu, Bro.
Rafa mirando el trabajo que brillaba bajo la crema que él se había puesto al lavarse esa mañana.
-La tatuadora es...
Y en esos puntos suspensivos se escondían tantas verdades.
-¿Infinito? , supongo.
Rafa que le leía como nadie.
-La misma.
Hache que se giró y volvió a palmearle el hombro
-Pues estoy deseando conocerla y que me haga uno a mí.
Ambos que se miraron como lo habían hecho siempre.
Retándose.
-Esta vez no, Rafa. Ella no es de esas.
Y Rafa que soltó una carcajada, porque Hugo era el guapo, pero él era un canalla de manual.
-¿Cuándo se me ha resistido una a mí, H?
Y Hugo que le coge en una llave y ambos que se empiezan a medir, como el par de machos alfa que son.
Y uno que pone fuerza, el otro que arremete con ganas. Y ambos que no ven el filo de la piscina y en un segundo...
Solo se escucha el sonido de la superficie del agua cuando se rompe. Cuando algo se sumerge. Se retuerce en ella y emerge.
Y luego las risas. El sonido del chapoteo y de ambos soltando manotazos como un par de niños mal criados.
Así les encuentra una mañana cualquiera a los protagonistas, el amanecer ,en la isla.
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