Tatúame pero en el alma 23

 




A falta de amor...Amigos , fiesta y alcohol.


El yate era enorme, una ida de olla de Maxi, claro. Un alarde de que Avante era así, enorme. El grupo de moda, el de la década. El del siglo.
Y lo sería, Hugo creía en esa posibilidad .  Ahora sí. No porque antes no hubieran hecho cosas buenas, si no porque ahora, serían memorables.
Estaba en proa con una copa de champán escuchando las voces , gritos y conversaciones de los que allí se habían reunido.
Había dejado a Rafa amaromado a dos modelos que no le eran desconocidas. Rafa y su tendencia a superar el binomio.
Los demás tampoco eran alumnos desaventajados.
Y él. 
Él miraba a la isla.  
A esa mole, donde estaría ella.
Tuvo tentación de coger el móvil y llamar.
Pero ella no se merecía aquella versión suya.
Maxi se acercó a él. Fumando un habano como si aquello fuera una boda.
-Huguito, estás muy solo.
Y era verdad. A su lado, en cada fiesta, como una sombra, siempre había habido una mujer.
Maxi dejó que el humo del habano se quedase colgado en el aire de la noche ibicenca.
Hugo vio sin querer como esas volutas de humo se asemejaban a una clave de sol.
-Estoy dando vueltas en mi cabeza a uno de los temas.
Maxi le abrazó y le miró a los ojos.
-Déjalo. Olvídate. Ahora es hora de ...
Los putos puntos suspensivos.
Hache que camina hacia popa dejando a Maxi mirando hacia la isla y a él hacia el núcleo de la fiesta.
Alcohol, Dj´s, mujeres, fiesta.
-¡El coño póquer de ases!- rumió para sí mientras se obligaba a sonreír.
Tantos años deseando estar allí, y ahora que lo había conseguido... No sentía que aquello fuera un éxito.
Rafa le vio llegar y le llamó para que se uniese a toda la banda.
Y se fue.
Sin dudar.
Olvidándose de la tentación, aunque aquella fuera como la mismísima Eva bíblica.
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Aquella noche Karma se había vestido para ir de guerra sin ser un país hostil.
La Terre había vaciado el armario  y había conseguido rescatar de Dios sabría donde, una túnica de gasa con cortes asimétricos y que tapaban lo mismito que la hoja de parra de Adán.
 Pues eso.
Karma tampoco tenía mucho que esconder. Un pezón y mucha tinta.
Así lo había descrito la Terre mientras le pegaba por el cuerpo cinta de doble cara para que la gasa se quedase donde se suponía que tenía que estar.
Le había planchado el flequillo cohete.
Mari y ella habían decidido que  pareciese un Renoir.
Venga color naranja y amarillo para que sus ojos parecieran los de un lince.
Porque no sabía cómo, pero ahora que se veía en el espejo, sus ojos , ya de por sí grandes, se veían  enormes. Gatunos. Rasgados.
-¡Somos lo más!- La Terre que choca la pala con la Mari.
Karma que asiente porque la verdad es que parece ... sofisticada. 
No es que le importe en absoluto, pero para variar, no está nada mal verse así ,de estrellita rutilante.
Bueno que ha quedado con la galerista en que le va a presentar a un coleccionista.
 Ha comprado todo lo que había dejado en depósito. 
La Terre que había  mandado sin su permiso la foto de Infinito . 
Y se han vuelto todos locos con esa obra tan visceral y personal.
Seguramente nunca hubiera salido de su taller.
Posiblemente la hubiera dejado en un rincón, como haces con la elíptica que compraste en un arrebato de la men sana y que termina de perchero.
Pero no.
Se va antes de que ella pueda asimilarlo.
La han embalado hace un rato y las recogen a ambas.
Pues ya es la hora.
-La jodida Cenicienta, Mari. Allá va la jodida Cenicienta.
La Terre que cuando quiere es más dramas que la Mari y mira que parece imposible, pero no.
-A por tu sueño, señorita Nova.
La Terre que la besa al aire porque jamás osaría achucharla, envuelta como va, que parece un caramelo.
-Terre, si respiro un poco más fuerte...¿ésto no se cae?.
Karma no parece estar convencida de que los pegas aguanten  ni la tela, ni sus nervios.
-Coges estos picos y te lo atas a lo halter.
Karma que cree que lo ha pillado tira cuatro besos al aire,  dos para cada loca y sale a la calle donde ya la esperan, a ella un coche y una camioneta para la obra.
Y allá va. El chófer le ha dicho que Enka la está esperando junto al cliente.
Y Karma se permite relajarse un segundo.
Y mira por la venta , viendo como su ciudad brilla . Las farolas emitiendo luz como si fueran candilejas.
-Y tú como la princesa del cuento en la carroza.
Karma que se ríe de sus pensamientos.
El coche que se encamina a la zona del puerto, donde atracan los barcos más lujosos, los que vienen de fuera.
Y se detiene.
 Y su corazón que comienza a galopar desbocado. Y le sudan las manos y se pone a respirar como en las clases de yoga a la que la Terre la arrastra.
Se abre la puerta y ella recoge la gasa de color arrebol.
Y se torna valiente.
Y alza su cabeza y piensa que si en algún momento ha tenido que serlo antes, solo le  ha servido para prepararla para ese momento.
La tripulación esperando en tierra, Enka también allí, muy sonriente. Feliz.
Y Karma que piensa que la luna llena en el cielo , flanqueada por Venus solo le puede estar mandando un mensaje.
Avante.






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