Divas de antaño.
"Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento"
No me he parado nunca a pensar, por qué de todos, tu número, se quedó grabado en mi memoria. Sobre todo ,siendo como eras, ese tren que pasa, para no detenerse.
He hecho de todo con él, desde llamarte hasta condenarlo al ostracismo.
Perdóname, pero aún me río cuando recuerdo, como usé una artimaña ,un día.
Y te vacilé ,como solo puede hacerlo ,alguien que esté loco , tanto como para medirse contigo ,de tú a tú.
¡Menudo eres tú!
Tu juego, tus reglas.
Hasta que llegué yo y las rompí.
Me salté pasos, con la desfachatez que da la ignorancia.
Y puede que me arrepienta todos los días de no haber dado la talla, de no haber estado a tu altura.
Pero , ahora sé, que sí estuve... A la mía.
Una suicida , yo.
Hoy, mientras me colocaba frente a un espejo, me has venido a la memoria.
Un instante.
Tú.
Lo justo para que mi mirada se velase con un toque de ...tristeza.
Se fue.
Desnuda como estaba , midiéndome con la verdad más sincera, no podías estar tú allí.
Perdóname pero no quise invitarte.
Miraba la piel que habito.
La huella de los años.
El pasar de la vida .
La edad que ostento.
¡No me quité ni uno!
Porque las verdades, siempre ven la luz.
No me sirve ese bien intencionado: no los aparentas, estás genial, es solo un número...
Y no me funciona porque mi cabeza no sabe de filtros.
Mira que he pisado vestuarios pero no soy yo, de las que pasean su desnudez con orgullo.
Envidio la falta de tapujos.
Y pondría en una lista de "hacerme mirar" ese sentido del ridículo tan intrínseco a mí.
Menos en la playa.
Ahí no.
Sobre la arena me olvido de los cánones y me limito a ser yo. Un yo feliz.
La felicidad.
Esa joya que rara vez encuentras porque la vida se empeña en que sea un artículo de lujo.
La belleza.
La real.
También, la que está en los ojos del que mira.
La impostada.
La que nos dicta la moda.
La que nos esclaviza.
La que nos hiere.
Pues hoy , mientras el espejo me gritaba la verdad a la cara intenté engañarme por un instante.
Mi mente viajó a los dorados cincuenta, cuando en el cine la Lollobrigida se tuteaba con la Loren y Anita Ekberg se bañaba en la Fontana mientras llamaba a Marcelo, y los censores se hacían cruces y otras cosas.
Ser Diva de antaño hoy, en esta década ominiosa ,es uno de esos ataques de rebeldía que con más orgullo se puede lucir.
Brindo por todas esas mujeres que lucen su realidad sin censura.
Y desde aquí agradezco a los hombres, el buen tino de apreciar al buen vino , más allá de una cuidada etiqueta.
Por ellas. Por todas ellas.
Y recuerden.
Resulta más fácil cambiar de hombre, que cambiar a un hombre. 😉
*La imperfección es belleza, la locura es un genio y es mejor ser absolutamente ridículo a ser absolutamente aburrido " M.M.
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