Atracción
He encontrado en una libreta ,anotadas, aquellas palabras que me susurrabas parapetado por la oscuridad.
Las creía perdidas, que no olvidadas.
Pensé que había logrado echarte.
Expulsarte de mi vida.
Tonta yo. E incrédula e incluso confiada.
Te has hecho fuerte en ella.
Sigues aquí aunque ya no te nombre.
Hoy he mirado al cielo.
Eres como esa luna.
Yo no la veo.
No puedo verla.
La gran ciudad, la borrasca, las nubes que todo lo tapan...
Como el olvido.
Lo mismo.
Como el abandono.
¿En qué momento me pareció buena idea hacerte un hueco aquí conmigo ?¿cuándo?
Tú, que estabas de paso.
Tú ,que vas y vienes como esas mareas, a las que les dicta esa luna.
Tú , el rey de los impulsos.
El que siempre comenzaba nuestras charlas como un caballero y las terminaba... a su antojo.
Dependiendo de por donde soplara el viento. El que hiciste tuyo. Como a mí.
El mismo que ahora no quiere llevarse las nubes para que yo pueda ver la luna.
Hasta de eso me privaste con tu ausencia, que ya se ha hecho rutina.
No me digas por qué permanece tu sombra conmigo.
Yo la intento disipar.
No creas.
Pero me delato:
En cada sonrisa que se me escapa cuando miro a un avión.
Como aquel que tomamos juntos hacia el paraíso, en nuestra primera cita.
Memorable.
Como cuando tomo una calle que me lleva al mar.
A uno distinto.
Al oír esa canción que me descubriste.
Decirte que ... Luego te he vuelto a ver.
Sonriendo a un mundo en el que no tenía cabida yo.
Y mira si soy tonta, que me alegré por ti. Por el resto.
Y volví al mismo sitio una y otra vez .
Y aunque no quería, mi mirada te buscaba.
No volvimos a cruzarnos más.
Se hizo cierto que a lo mejor, luego es nunca.
Y lo ha sido.
Hasta que encontré esas palabras.
Miro las fotos de todas las lunas. Las llenas, las de sangre, las escuetas...
Vuelvo de golpe a aquellas noches que se hicieron madrugadas.
Vuelvo a tus brazos.
A mi lado preferido de la cama que tú gustoso me prestabas.
Regreso a una fantasía que construí contigo y se quedó sin ti.
¿Me echas de menos?
Sé la hiriente confesión.
Así que ahórratela.
Seguiré aquí , todas las noches, mirando mil lunas.
Tarareando las canciones que me regalastes.
Abrazándome fuerte, con la mirada perdida.
Como una loca muy cuerda.
Como una sonámbula desvelada.
Seguiré aquí otro ratito, en esta parcela de felicidad que me obsequiaste.
No me iré .
Lo hará la luna en todas sus fases, una y otra vez.
Pasarán las estaciones y yo esperaré a que llegue septiembre.
A que mi memoria te olvide.
Y seguiré rezando bajito, para que aunque sea ,solamente una vez, tú mires a la luna y veas en ella, mis ojos negros.
El espejismo de tenerme.
De tenerme con trampa.
Saber que podría...
Que podría olvidarte pero eres ya, esa luna.
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