Pierre Oriol: La Clave
Capítulo 1:
La clave: En arquitectura,
La espera del semáforo es como ese minuto del microondas que no pasa nunca.
Pierre Oriol, movía la puntera de su zapato al son de una melodía muy ajena a la que producía la urbe en la que había aterrizado.
No se daba cuenta ,a pesar de su cuerpo de escándalo y esa sofisticación enfundada con una naturalidad innata, que hacía soñar a todas las mujeres.
Tras él la catedral de piedra endurecía aún más sus facciones varoniles.
Sin embargo no veía nada porque sus pensamientos estaban muy lejos de aquel cruce de calles, tanto, que al dejarse llevar por la marea humana que comenzó a avanzar , no vio que iba a chocar contra alguien.
Sus miradas se cruzaron en un paso de peatones solo un segundo ,justo antes del impacto cuerpo a cuerpo.
Aquel hombre de más de metro ochenta y hecho de pura fibra , embistió contra algo sin dar opción a poder esquivar el golpe .
De lleno.
Sara se vio de repente en medio de la trayectoria de otro ser mucho más duro, más firme. Tanto que sintió como sus pies se despegaban del asfalto volando literalmente hacia atrás.
La caída hubiera sido muy fea si aquel cuerpo hercúleo no hubiera tenido tantos reflejos.
Sara vio pasar su vida a cámara lenta, tal y como habían dicho que ocurriría y se preparó para lo peor mientras caía y se daba cuenta de que le faltaba el oxígeno necesario para seguir respirando.
Oscuridad pero antes , justo un segundo ,unos brazos que la apretaban .Luego la calma.
Pierre Oriol había hecho la mejor recepción que un quarterbac sueña. La chaqueta fina de verano no opinaría lo mismo de poder preguntarle. Las costuras se habían abierto al evitar que la chica o la mujer de diese con la cabeza en el asfalto.
Había usado ambos brazos para proteger aquella cabeza . Había girado en el aire en una postura
qué parecía ensayada. Y su costado izquierdo les había servido de colchón, al menos evitando un mal mayor .
La gente se paró ante el choque. Sintió volar cosas a su alrededor. Papeles, libretas.
Un caos que él no llevaba nada bien.
Tardó solo un instante en evaluar su situación. Lo mismo que en darse cuenta de que aún abrazaba a un cuerpo y que no se movía.
Se dio cuenta de que sería por la falta de aire así que se retiró lentamente. Aún en el asfalto para dejarla respirar.
Alguien se arrodilló ante los dos.
Comentó que era médico y Pierre dejó que hiciese lo que tuviera que hacer.
Se sentó y miró hacia el frente, a los lados y luego de nuevo hacia...
Ahora fue él quien se quedó noqueado.
El doctor había girado a la chica y le había retirado el pelo del rostro. La melena densa y oscura, Dejó al descubierto un óvalo perfecto.
Ante él la bella durmiente del Disney más vanguardista.
No había restos de heridas, ni nada que anunciara que hubiera llegado a golpearse.
El hombre que la atendía miró el pulso, las pilas y luego golpeó aquel rostro , como. Pierre imaginaba que golpeaban a los bebés cuando aún no saben que deben respirar.
Como un resorte.
Continuará
Comentarios
Publicar un comentario