Fatídica


NO SOMOS MÁS QUE POLVO Y CENIZA...
  
Estoy yo últimamente de un existencialista subido qué no vean.
Hay gente que se inquieta ante mi inusual silencio.
Mientras mi cabeza va a ritmo de diapasón descontrolado.
Repaso listas, tiempos, lo que va  a venir. Lo que quiero que pase y no pasará...
De nuevo ese tren que se saltó la parada porque alguien decidió que no debía de hacer aquel peaje...
Dios jugando a los dados con mi vida.
¡Mi vida chato!. ¡Qué es mía!
Pero va ser que no.
Aquí la #malamadre que hoy despertaba a la moreneta contándole el mito de Prometeo.
Ya saben ,el del fuego. El que se pasó la orden de un Dios por el arco del triunfo y  se lo dio a los hombres.
¿Y por qué?
Porque últimamente ando yo muy  Red hot chili peppers con la vida.
Y me apetecía despertar a mi hija con ese deje de rebelde ilustrado que se apoderó de mí, ¡Dios sabe cuándo!
La misma que atesora imágenes de mujeres soberbias vistas por artistas del arte nuevo. Sigo diciendo que ningún pincel prerrafaelita plasmó a una mujer fea.
Las malas eran tan malas .
Pero las buenas, ya eran buenorras de carteles de Pirelli sin existir el caucho ni el recauchutado.
Lo que me faltaba a mí , no era el tornillo, no.
Lo   que me faltaba era la terapia de tecla aporreada a falta de poder ponerme a cantar .
¿Que por qué?. 
Porque si la morena cantara o cantase.
 Los embalses del franquismo y los de después iban a rebosar y no de alegría.
"Fatídica" se llama la obra que hoy encumbra mis líneas.
Y me gustó a mí la reinona que en su trono otoño-invierno ,triología del acabose, está cansina de lo que pasa ante ella.
¡Es que vaya comienzo de década que nos hemos marcado los terrícolas!
Y decían los cagaprisas que el 2022 iba siendo el mejor de la triología allá por febrero.
Antes de que se disparasen los precios , antes del por mis kinders del Putin , antes del botón rojo.
¿Qué el botón rojo, no?
¿Qué morena se precipita?
¡De la vida!
Me voy a ir precipitando de la vida, pero no por ganas. No.
Qué vivir es lo que más me gusta.
Después de :
El sur, de una playa. Bolonia.
 Del bombón de nata de la Ibense, del cruasán de almendras de Moka.
De un buen salmorejo.
 Del tiramisú de Marilen. Del helado de arroz con leche de Candás...
¿Podría seguir?
¡Claro! , hasta mañana. 
Hasta consumir las 20.000 palabras que debe decir una mujer en un día para reafirmarse como tal.
Pues que fatídica, la del cuadro lo sería , pero yo no tanto.
Que me di cuenta el otro día, mientras dormía y no soñaba, que vale más estar despierta y VIVIR.
Con calima o sin ella, con asteroide acercándose demasiado al balcón de la madre tierra o con la guerra amenazando a todo el orbe.
Contemos historias. Mitos, leyendas...
Hagamos que nuestros hijos sueñen. Tengan inquietudes y sepan. Que a veces, los que ordenan y mandan están equivocados.
-¿Por qué no querían que los hombres tuvieran el fuego mamá?
Mi respuesta, tan irreverente como verídica fue.
-Porque no querían que tú supieses lo ricas que están las costillas asadas.
La verdad a veces es tan simple que sale de la suma de uno y uno.

Sin más.

-¿Y díganme ustedes?¿por qué viven?.

Una incógnita lanzada al vent.


*¿Me echaban en falta una miqueta,no?










 

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