Besos en el alma


 Perdóname las deshoras. 

Las de siempre.

 No son nuevas ¿no?. 

Lo nuestro y nuestra disposición a no coincidir. Nunca.

Pero es que acabo de soñar contigo. Y aún guardo en la piel, no solo el calor de las sábanas de las que he huido al entender que ya no estabas, sino porque la sensación de lo vivido era tan calma, que he venido a sentarme para escribirlo.

Para que no se me olvidara nada.

A mí, que atesoro recuerdos de esta vida, como si fuese una cronista.

Déjame decirte que te besé.

Así. De frente.

Que no fue el beso de película que me haría salir a buscarte, si yo pudiera y tú me dejaras.

No.

Fue un beso de hermanos. De los que nos hemos dado muchas veces en nuestros reencuentros. Cuando se podía.

Hoy en mi sueño, sin embargo, ha sido uno de despedida.

Lo he  estado esperando todo el tiempo que pasamos en ese sueño juntos.

 Que he ido madurando, sin saber, cómo ni cuándo sería dado.

 Pero lo he recreado. Trazado como un plan de asalto militar de un SEAL bien entrenado. 

Tú lo has notado espontáneo. Pero llevaba guardado en el alma. Toda una vida.

Y se dice rápido, pero no lo es.

Lo nuestro.

 Lo que nunca ha sido. 

Nuestra historia inexistente.

Se ha cocinado tan lento que más que una reducción parece la maldición de El Bulli.

Un juego al gato y al ratón tan de novela, que bien podría ser la próxima que escriba.

Antes que nada , decirte que no me gustó nada despertarme.

Ni aunque lo hiciese aún con una sonrisa en los labios, mientras recordaba la tibieza de tu piel. Después de haberte dejado en la cara algo más que un adiós dado como Dios manda.

¿Sabes?, me desperté en paz. De forma calma. Siendo consciente de que aquel instante había sido un espejismo. Con todo mi cuerpo clamando por volver allí y cambiar el final de la película.

Como me pasa siempre que veo "Casablanca"  y le pido a Rick que sujete a Elsa. ¡Qué se la quede!. Que se deje de París y milongas y que tengan de una vez su final feliz.

Pero no , me di la vuelta en una cama ocupada por otro, intentando buscar postura para seguir durmiendo. Pero no podía.

No podía dejar aquel recuerdo esfumarse. Aquella placidez huir como lo hice yo un par de veces cuando me tenías a tiro.

Estamos en la edad perfecta para quedarnos con la culpa, no con las ganas. Lo leí en una pared .

Últimamente las frecuento mucho.  Las tapias y yo. La sabiduría de los muros  y de los poetas que armados con un spray le gritan al mundo.

Verdades plasman . Casi siempre.

Como ese Carpe Diem tan bien pensado y que a modo de dispensa papal lo deja allí a la vista de el que tenga un algo pendiente. Para que vaya y lo haga.

Yo me voy a quedar con mi beso en el alma de hoy al alba. Uno que te disparé a quemarropa.

Plantándote los labios en el rostro y demorándome allí lo justo para poder olerte . Lo requerido para no ser considerado nada más que un adiós. Lo necesario para probar tu piel y quedarme perdida  en ella.

Yo y los parasiempres.

Yo y mis cosas.

Tú, inconcluso.

La maldición más antigua del mundo .

¡ Un clásico lo nuestro!.

Tan clásico que nunca fue más... que Platónico.

¡Olé lo griegos y sus vuelta de tuerca!

Decirte solo eso, que ya está.

El beso , el adiós, la despedida.

Fue indolora e inexistente.

Pero aquí sigo después de un rato, despierta y sonriendo.

Pensando en las vueltas  qué da la vida, en las del hilo rojo y en ti.

No me parece un mal despertar.

Porque ha sido a tu lado.

Gracias.

Que tengas un buen domingo.


"De mis disparates de juventud, lo que da más pena no es haberlos cometido, sino el no poder volver a comerterlos" P. Benoit

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