Matahari con olor a Chispas.
No. Disney no vino y yo entré parapetada en un traje EPI.
Calcetines, botas de fútbol, una chancla soltera. La papelera llena de cafés fríos y envoltorios varios.
El edredón tirado ,parecía un cadáver recién salido del universo Stephen de apellido King .
Me pegué con el plumas y mi sorpresa fue mayúscula al encontrar la prueba de un delito.
La adolescencia es un territorio comanche para el niño que intenta dejar de serlo . Es como un bañista intentando con sus brazadas escabullirse de las garras de Tiburón.
Así os veo luchar contra la inocencia. Huyendo . Sin entender que en esa etapa vivís seguros, felices...
Las Lolitas que abandonan sus muñecos para jugar con otros ingenuos.Nosotras que sabemos letra porque hemos sido las malas de la película desde antaño.
Brujas todas aunque nunca hayamos tocado una escoba...
Ese caminar sinuoso, esas pieles que ahora se destapan, esas melenas dignas de una Jezabel bíblica
Dalila sin Sansón son ahora.
O lo hemos sido siempre.Pero ahora ellas,son más conscientes.
La x que marca el tesoro , el estigma de ser virgen sin llamarse María. Mudar la infancia como cambia de piel la serpiente. Dar el mordisco a la manzana. El carpe diem de ahora o nunca...
Más rápido,más alto o más fuerte para hacerse olímpicas en este deporte que es la vida.
Seducir a incautos, mitificando el papel de Lolita. En un estreno precoz , que no sé si apruebo pero que es así de veraz como sus manicuras. O como las letras del reggaeton que les emponzoña el concepto del amor que más que cortés es ahora soez.
Infelices que creen que lo saben todo porque se lo han preguntado a los nuevos oráculos que ahora se llama IA.
No temer a Dios, ni a los dioses. Ni a la autoridad de unos padres que van a ciegas .
Las madres incautas que encontramos indicios de delito en una mínima expresión, en una insignificante prueba.
Herederas de Christie, de House y de CSI Miami.
Olemos la droga mejor que un perro de la DEA y conocemos a nuestros hijos como si los hubiéramos parido.
Ayer fue un día de descubrimientos, de pensar y de hablar con una generación que se cree descendiente directa de Einstein y Sigfredi. Grandes referentes.
Los hijos de Pocoyó quieren sacar los pies del tiesto.
Sin entender que nosotros sabemos hasta por quién redoblan las campanas.
¡Ay,Kubrick que estás en todas partes, qué la fuerza nos acompañe!
*Para todas esas madres amantísimas que viven ,como yo, con la adolescencia en plena premenopausia .

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