Cuando todo mi cuerpo cuente una historia
Estaba perdida aunque en mi mano llevaba un mapa, que nunca he sabido leer y una brújula desimantada que yo creí, que sí señalaba al norte.
No sabrás nunca la falta que me haces. Aunque nunca te tuve.
Ni una sola vez.
Lo pensaba antes, mientras meditaba en qué lugar colocar esa ola que sé que aún me falta por marcar con tinta en mi cuerpo.
Una ola rompiendo, que se desplace inmóvil, silenciosa y que me recuerde a-mar
La elegí hace tiempo, o fue ella la que me señaló a mí .
A lo mejor, mi cabezonería ,radica en que aún no he conseguido cabalgar de pie ninguna.
Todavía.
Lo haré.
Es una promesa que me hice a mí misma hace una vida.
Y ayer, mientras me recordaba que faltan 7 domingos para el verano, me acordé de esa ola que me falta en mi contador y en mi piel.
-¿Cuándo pararás de tatuarte?
- Cuando todo mi cuerpo cuente una historia.
Me ha gustado la reflexión, así mientras luce Lorenzo y una va cerrando puertas y abriendo ventanas.
Cuando miras al calendario y te acuerdas de un levantamiento que inmortalizó Goya hace ya varios siglos.
Una historia...
La que escribimos juntos después de un estío.
En un enero norteño. Que prosiguió durante una primavera llena de jaras en flor...
La historia más triste jamás contada.
El largo y cálido verano que se bañó entre olas que no rompían...
Me tatuaré una: salvaje, hermosa, de mi Cantábrico cuando sopla el noroeste.
Así,tan yo, que asuste.
Tan muestra que al verla recuerde.
Nadie verá más que una línea ondulante.
Solo yo sabré, toda la sal que se esconde en ella.
Cuando sople el noroeste y yo recuerde a Céfiro.
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