Tatúame pero el alma 21
JK Keller bajó el automóvil y ya le esperaba toda la plantilla en la puerta.
La directora , una alemana impresionante de largas piernas , de su tipo , sonreía con la mirada de un perista judío, como si él fuera un inalcanzable Van Gogh.
Nada, Keller no sintió absolutamente nada.
Estrechó su mano y el olor a Chanel descartó cualquier posibilidad con la galerista.
Habían colocado todo lo que tenían de la señorita Nova en la planta baja. Fue lo primero que le dijo cuando traspasaron el umbral seguido de todo su séquito.
Keller no pudo poner ni un solo pero a aquella serie de esculturas de madera , metal y vidrio.
Eran tan inusuales que el ojo no podía evitar volver una y otra vez sobre ellas. Buscando una fuente, una referencia, un movimiento en el que encasillarlas.
Imposible.
Eran ella. Vitalidad, color, vida.
Miró la hoja que le extendieron con el montante de cada una de ellas.
-¿Hay alguna posibilidad de que sean de mayor tamaño? Me gustaría colocar una en el hall de entrada de la corporación.
La galerista fue a por una tableta y se acercó a él.
Aquel hombre era digno de catalogarlo y hacerle una exposición monográfica.
Enka reconocía que la genética había conseguido un doce sobre diez al hacer a aquel hombre.
-Precisamente me ha llegado hace nada su último trabajo.
Keller le arrebató el dispositivo y amplió la imagen. El rojo bermellón que caía de un agujero en el pecho, como si le hubieran disparado a bocajarro al corazón, Los miembros retorcidos que ella había colocado a modo de brazos. Aquella ofrenda en las manos.
Le vino a la mente una fotografía.
Muerte de un miliciano firmada por Roberto Capa.
La misma sensación de impotencia. De indefensión...
Aunque Karma dejaba abierta una puerta a la esperanza .
-La quiero también.
Pasaron al despacho de la marchante y negociaron las condiciones de traslado .
-Quiero conocer a la autora.
Enka no dudó que negarse ,no era una posibilidad.
-Lo organizaré todo.
-Quiero una obra por encargo para la casa que tengo aquí. Quiero discreción sobre la titularidad .
Enka intentó buscar las palabras adecuadas. Los artistas eran a veces más difíciles que los propios clientes.
-Haremos lo posible para que ocurra tal como usted me lo pide señor Keller.
Ya estaba, el comodín del público en modo de frase. Enka llevaba demasiados años al frente del negocio como para reconciliar a un par de naciones beligerantes.
Keller se levantó, le tendió la mano y abandonó el despacho.
-Espero su llamada.
Y nada más.
Tras él dejó un olor a poder y dominio que a Enka le hizo poner los ojos en blanco.
-¡Karma, ay, Karma!
La alemana susurró su nombre, mitad envidiándola, mitad temiendo ser ella.
-¡Quién fuera tú!
Y con las mismas volvió a su escritorio para tramitar los contratos y hacer una llamada.
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Muerta del verbo morir era como se sentía Karma aquella mañana.
Odió al despertador y al mundo cuando la trajeron de vuelta de sus sueños.
-¡A la mierda!- fueron sus escuetas palabras cuando vio la hora y se dio cuenta de que hacía nada había apoyado la cabeza en la almohada.
Arrastró los pies hasta la ducha y le dio al mando del agua fría.
Ni la prota de Psicosis había recibido con ese grito el primer cuchillazo. Karma la intensita volumen II
Se puso lo primero que pilló en el armario, un vestido XXL lleno de colores acid y se pasó los dedos por el flequillo.
Unas chanclas y un pedazo de ensaimada después ya estaba parapetada tras las gafas, la mochila rumbo a su rutina de un tatuaje mags como decían las coño guiris.
Vio de nuevo la larga fila de gente y se santiguó.
-Vengaaaa yaaaaaaaaaaaaaa. ¡Grupis del coño!
Y metiendo codo se dispuso a meterse en la cueva, begin again.
-Menos de un mes Karmita, reina. ¡Un puto mes!
La maridramas que le pasó el boli gordo para que fuera al muro de las lamentaciones.
-Hoy deberías tacharlo antes Karma.
-Hoy debería emigrar.
-Es otra opción, pero ayer hicimos una caja que yo que tú, me lo replantearía . Los hippies no vivimos del aire.
La maridramas que le pasó el total del datáfono.
Y Karma que bizqueó y todo al ver la cifra.
-¡El oro de Moscú!
-Or more- Le repite la maridramas mientras se pone un color de labios verde lima.
-Tres minutos y que pase la próxima clave de sol.
Y nada, bajo un temazo de Extremoduro Karma prepara todo el material.
-Si te vas me quedo en esta calle sin salidaaaaaaaaaaaaaaa.
Pues sin salida estaba ella, al menos hasta las dos.
-Huguito cuando te pille...
Karma que se coloca su sonrisa de tía enrollada nivel Dios.
-Cuando te pille te voy a hacer...
Y una imagen nítida de una tabla y no periódica, se le dibujó en la retina.
:
-Un 47, un 32 y si te perdono, tú a mí un jodido 50
Y allá se va, a por su primera víctima del niño Jesús.
-Dale a tu cuerpo alegría Macarena, Amaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá
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