Adopta, pero a mí VIII

 


Marco y sus cosas.


El diablo vestido de Victorio y Luccino o lo que era lo mismo E-LL-A le estaba tocando los farolillos desde hacía algún tiempo.
Y él ,pues se dejaba tocar y decía a todo que sí ,"por el bien de los niños".
Y los niños estaban muy bien, sí, pero él comenzaba a notarse como el Krakatoa.
Jesús, la voz del altísimo hecha amigo, le decía que se dejase de mierdas y contratase a un abogado para algo más que para decir a todo que Yes.
Quieres la casa. Pues te la doy. Quieres vacaciones Santillana, pues también, quieres un riñón pues te lo dono.
Y ya no iba a entrar al trapo en lo de las visitas porque había acondicionado la casa del guardés , su santo santorum, y ahora vivía allí.
La niña había querido un cortijito, pues cortijito que se habían comprado.
Él siempre estaba a mano y con su trabajo freelance , pues era el comodín de la llamada en caso de emergencias.
Ahora mismo estaba en el deportivo a la puerta del colegio.
Su angelito adolescente se había sentido  "indispuesta". 
Odiaba aquella palabra y había tenido que dejar a medias al anuncio de Nike. 
Con la post-pandemia y el apocalipsis posterior, el tema indisposiciones colegiales le comenzaban a tocar también los farolillos.
El año anterior, los dolores de cabeza de ambos querubines ,le habían supuesto una docena de viajes por cabeza.
Y este curso venía con la temática  virus incorporado.
Gripe A, gastro, virus zombie... Acción mutante era lo que parecía aquello.
-Una maldita peli de Serie B...
Su hija ,que había decidido ese instante para abrir la puerta, se le quedó mirando.
 Sus mismos ojos azules pero en chica. 
Siempre le había impresionado que sus ojos le mirasen desde otra cara,
-¿Hablando solo, papá?. La adolescente que había abducido a la niña de sus ojos, se colocó la tranza por encima de la chaqueta del uniforme.
Al menos como de lunes a viernes iba uniformada, a él no le tocaba reñir con los looks imposibles que exigía lucir. Había heredado el cuerpazo de E-LL-A , lo que le iba a causar más de un infarto agudo de aquí a que se independizara.
-¿Tengo qué preocuparme por algo? ¿a casa o a urgencias?- Lo dijo mientras iniciaba la marcha.
Ya estaba el ser de luz resintonizando la radio.
-¡Deja de tocar mi radio. Maca!
Macarena le torció el gesto dejando los 40 sonar .
 Marco sabía que con ella sí que no había guerra que ganar.
Lo supo aquel mes de septiembre en el que la enfermera se la tendió envuelta en una mantita rosa esponjosa. Y la bruja le miró. Toda rosadita, con el pelo negro y sus ojos.
Maca iba a soltar una lengua viperina recién descubierta, cuando una llamada entrante cortó la canción.
-¡Tu madre!¡ Contesta tú!-Marco intentaba que le fuera indiferente, pero no podía. De verdad que se esforzaba. Mucho. Todo el tiempo.
Dejó que el parloteo entre madre e hija quedara en un segundo plano mientras se dirigía a casa.
Casa ya no sonaba igual en su cabeza aunque siguiera siendo la misma casa.
Bueno antes era un hogar.
Y valoró de nuevo la opción del cachorro.  
-Tienes el pelo hecho un desastre, papá
Por lo visto ambas habían terminado de hablar y él no se había dado cuenta.
-Vengo del agua.
-¿Con el Tío Jesús?
Allí estaba ese tono de cariño. El que ya no utilizaba cuando hablaba con él.
Ya no era Papi, ahora era papá, así a secas. Muy seco.
Como el Martini del James Bond . Pues lo mismo.
-Y con Body, Sinquilla y Chicho.
Ahora que lo decía en voz alta, parecía la lista de sospechosos de algún cartel de la droga de esos chungos.
-¡Y yo en el insti!-Puso pucheritos y alargó la mano para resintonizar.
La  mano  de Marco voló en un acto reflejo, dándole despacito.
-¡Quita bicho!
Maca retiró la mano  y se hizo la digna.
-Mami tiene razón.
Se cruzó de brazos.
Pataleta número infinito y más allá de la morena.
-Tell meeee- dijo Marco esperando que se abriera el portón de la finca.
-¿Qué tienes para comer en tu casa?- Maca cambió de tema porque era una chica muy lista
-En mi casa hay quinoa con cosas
Y lo dijo porque era cierto. Recordaba haber visto dos vasos de quinoa y las cosas serían lo que hubiera en la nevera que no le saludase al abrirla.
-Pues como en mi casa, déjame allí.
A Marco que le dolía en el alma el tono y la forma dudó en parar ante la puerta de la vivienda auxiliar.
-¡Hay 400 metros de distancia ,Maca!
-Estoy mala y muere más gente haciendo deporte...
-¡...Qué en un bar! Ya lo sé. ¡Voy a matar al de las coño estadísticas!
-¡Baja!
Ya había llegado al frente de la edificación principal.
-Doti ha hecho albóndigas.
-¡Bien por Doti!-A Marco le dolía que con la casa , E-LL-A se hubiera llevado a la tata Doti y a la Thermomix.
¿Para qué quería E-LL-A la Thermomix si no había cocinado en su vida?
Para matarle a él de hambre.
Maca se apeó del coche tropezando con la mochila en el salpicadero. A posta. Muy a posta.
Dejó que la puerta se cerrase con más fuerza de la debida y subió las escaleras sin despedirse ni mirar atrás.
-Y en la Biblia era que siempre miraban a tras, como la cotilla de la mujer de Lot ¿era Lot?
Y otra vez hablando solo. Y otra vez encendiendo el motor del coche y otra vez rumbo a su casa donde no le esperaba NADIE.
Según entró por la puerta dijo.
-Alexa, cosas pendientes.
-Marco, escribir a la tarada.
-Pues dale
¡Olé, olé, los caracoles!









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