Adopta pero a mí. Toma XXI


 "Tienes algo que el resto no"


La cama del hotel era extra todo, grande, cómoda, calentita.
Lo de la tarde noche de ayer se le había ido de las manos. Tanto que terminó cantando.
Acababa de tener un flashback .
-Mierda ,me duele un huevo la cabeza-
-¿Uhmmmm?
El salto que dio de altura hubiera sido de 10 olímpico.
Y el chillido de película del Sr. King.
Tiró del edredón para cubrirse y quien fuera que estuviera en la cama aterrizó sobre el suelo.
-Un momento. No estoy en mi hotel.
-Nop. 
Una voz cavernosa , con tono bajito venía del suelo.
-¡Coño Galita, no se te puede sacar de casa!.
Ya se había puesto de pie cuando se dio cuenta que estaba vestida. con un pijama de tío , pero vestida.
Pisando los bajos del pantalón se fue al otro lado de la cama, donde tirado en posición fetal, seguía semi inconsciente Jesusito de my life.
Gala le meneó con muy poco tacto con la punta del pie . ¡Menos mal que te hiciste la pedicura, rubia! pensó-
-Desembuchaaaaaaa
-¡Joder Gala!- Jesús se tapó la cabeza con la almohada.
-Jesusitoooooooo, ¿ por qué llevo tu pijama? y estamos -dijo señalando a ambos con las manos . Comenzó a dar saltitos aguantando el pis .
-El baño es esa puerta -Dijo él sentándose y dejando ver, mucha piel . Demasiada piel .
Gala miró, claro, se meaba ,pero no estaba muerta, ni ciega, ni na´. Miró y cuando se dio cuenta de que podía ser incómodo salió disparada para el baño.
Y pedazo baño. En cuanto meara le daría un repaso, a la decoración Gala, hija. A la decoración.
Sabes cuándo te pones a hacer pipí y sale, y sigue y se prolonga...pues aquel era uno de esos pipís bíblicos.
-¡Madre mía!- Se sujetaba la cabeza analizando en qué punto se había perdido la noche anterior.
Cervezas en el restaurante pijo, más cerveza en el pueblo, luego en el barrio aquel de pescadores y luego chupitos. Alguien me retó. ¡Mierda Galita!
La puerta del baño se abrió y Jesús entró como Pedro por su casa.
-¡Ehhhhhhh!-Gala aún estaba sentada en la taza.
-No voy a ver nada que no viese ayer- Dijo el surfer mientras comenzaba a quitarse los calcetines.
-¿Un agua Galita?
El payaso movía la cabeza indicando la pared del fondo donde ya comenzaba a llover.
-¡Tus muelas!.
Alzó el pantalón con el tanga todo a la vez. Tiró de la cisterna y salió por la puerta haciéndole una peineta al cabronazo del Yesus.
¡Pero qué gente !
-El café está en proceso y te he dejado dos analgésicos.
Lo escuchó a través de la puerta.
Le esperaría en la cocina.
Salió del cuarto que era muy masculino. Pintado de blanco y con toques de gris y fotos de olas por todas partes.
 Un pasillo con barandilla de cristal y abajo el salón que se veía , todo diáfano desde allí.
¡Mira al Jesusito, con su jeep destartalado, su neopreno cochambroso y vaya casita que se gasta!
Gala sabía bien de esas casas y de los que moraban en ellas. Había crecido con una madre que en vez de ser hija de la abuela parecía un ser abducido y reprogramado para cagar dinero.
La cocina la vio según bajó el último escalón. Con su isla, sus electrodomésticos de acero.
-Otro que caga billetes Galita ¡qué cruz!
Y cogió la taza, el café de la cafetera de me ha costado un riñón y se sentó hasta que vio las vistas.
-¡Será mamón!- Y allá sobre la cala de Roche, porque era la cala, estaba el casoplón del quinqui. Porque vamos, si le vieras vestido de calle y por la noche, cambiabas de acera.
Gala abrió las puertas correderas de cristal y la brisa y la lluvia la recibieron dándole los buenos días.
Jesús que ya estaba medio vestido, la vio allí, en su terraza. Bailando bajo la lluvia, como una cría, con los rizos mojados haciendo crecer la melena, los pies descalzos y su pijama pegándosele al cuerpo.
Marco había tenido mucha suerte.
Anoche les había tumbado a todos bebiendo la norteña.
Y vaya risas y vaya buena vibra con todos ellos. ¡Y eso que eran raros de cojones!
Como ñús que eran habían hablado de todo, sin filtros. Y la cántabra aportó datos y conversaron de viajes, de playas y de olas. Ella pasaba de subirse a nada; ni caballos, ni tablas, ni patinetes. Había sido tan ochentero usar la palabra patinete.
Y con el tequila. La jodida hoy debía de estar muriendo, pero no. Mírala Jesús. Bailando la jodida danza de la lluvia en tu casa.
El karma y sus cosas. Sus retorcidas cosas.
-¡Anda entra, qué vas a morir quilla!
-¡Noooo, qué soy de cerca de Bilbao!
Y venga a chapotear sobre el terrazo.
-¡Es una puta locura esta vista! -Dijo barriendo el océano con los brazos.
-¿Ya no te duele la cabeza Galita?-Él le había sisado la taza de café.
Gala se acercó. Se la robó. Le dio un sorbo y tiró con fuerza del surfer.
-¿No querías un agua ,coletas?
Y allí bajo la lluvia fría de diciembre, él y la tarada se marcaron un baile.


En el norte, mientras. También llovía y Marco estaba moviéndose, pero por aquella casa de piedra , cristal y madera. 
Era como de revista . Ya sabes, cuando Fulanita de no se qué recibe al Hola para enseñarle su palacio de cuento en el Tirol, pues eso, pero no tanto.
Había desorden, que es lo que hace tener niños.
Marco había dormido en su camper en el garaje y había  subido a ducharse y de paso se hizo una visita  por los tres pisos y entró en los cuartos. Todas las puertas estaban abiertas en señal de bienvenida.
Paredes llenas de fotos impresionantes, de familia, de niños, de viajes.
Cuadros enormes modernos y chillones que hubieran desentonado si ella no hubiera jugado con el color en los accesorios de las habitaciones y del salón.
Le gustaban las telas y los cojines. 
¿Cuántos cojines podían caber en una cama?, pues en la de ella, que era monstruosa de grande, había como una docena, súper femeninos, con sus puntillas , sus flores, ...
Entró con miedo, le recibieron  alfombras mullidas y respiró profundo. 
Olía a lo que él creyó que era su perfume.
 Mesitas de noche de esas francesas en blanco. Lámparas marroquís y faroles. Y un tocador lleno de botellas y frascos por los que Maca hubiera matado. Destapó uno al azar y sí, olía como la habitación.
Se paseó por ella. Imaginándola allí.  Y sí , le iba a la perfección. Todo calidez .
Había conseguido un hogar.
Tenía por lo menos seis libros en la mesita, de cocina y de viajes. Un best seller lleno de post its de colores y novela clásica.
Vaya hubiera esperado romanticismo de la tarada.
Una puerta al lateral le descubrió el baño que ya conocía. Con las montañas gemelas al fondo.
Salió y se puso a curiosear en sus cajones. Tenía una de las mesitas llena de lencería que harían morir tres veces a cualquier hombre. Ligueros, tangas, braguitas, culotes. Todos los colores del arco iris y de todos los tejidos también.
-¿Qué te habrás bajado al sur, Galita?
Le picaba la curiosidad y lo que no lo era.
Vio en esa pared un retrato de ella rodeada de  muchas mujeres. Todas con el óvalo de la cara muy similar y con hoyuelos. Más altas, más rubias unas que las otras, con el pelo rizado la mayoría y de edades muy similares. Serían las primas que estaban con los niños.
De los hooligans había visto muchas fotos por toda la casa desde bebés hasta la actualidad. Había visto de pasada la habitación del pichichi llena de trofeos y  una rosa brilli-brilli de tul hasta en las lámparas que debía de ser de la loca del Unicornio, Anjana.
Le gustaba la casa, las vistas y la dueña.
Había llegado la  hora de volver a su casa y comprobar si en persona le gustaba tanto o más.
Bajó las escaleras y ya se dirigía al garaje cuando la puerta de la entrada se abrió.
-¡Galitaaaaaaaaaaaaaaaaaa, reinaaaaaaaaaa!- el hombre se paró al verle.-No eres Gala, eres mucho mejor.
 Marco se quejaba de sus colegas, pero vaya piezas los de Gala. 
-Leo , Leo para lo que quieras.com-Le tendió la mano.
-Marco el de Caí. Y ya me voy- Se la estrechó él
-¿Y yo no sé nada de ti, por que...?-Leo le radiografiaba intensamente.
-Porque Gala es adulta y tiene vida privada.
-Tú debes de ser el causante de su cutis. ¡Buen trabajo, machote!
Le golpeó la espalda con una fuerza de leñador de Yellowstone. Vaya con el gay. Se machacaba en el gimnasio. Le acababa de plegar el esternón. 
-Me quedaría encantado a charlar, pero me espera un viaje muy largo.
-¿Te vas?.
-Sí.
-¿Y Galita?¿ Inconsciente en la cama?-Le susurró guasón.
-No esperándome en Caí.
Y sin más tiró para el garaje . 
Que fuera ella la que diera las explicaciones pertinentes.
Porque  él que no había salido ya ,estaba deseando llegar.
 "Si ella no viene, recurre al plan ve". 
Pues ve Marquito hijo, veeeeeeeeeeeeeee.












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