Recrearse o morir
Me perdí en cada curva y recodo de tu cuerpo y aún así, no te pareció suficiente.
Me mataron las prisas.
Lo entiendo ahora que miro hacia atrás y solo noto vacío donde antes estaba todo.
Como si me hubieran robado la estrella de una galaxia.
Ya nada gira , solo mi cabeza , recordando el tiempo que robamos para poder ser.
Recuerdo ahora el humo del cigarro nublando las facciones de tu rostro como si fueras un esfumato salido del brillante pincel de Miguel Ángel.
El tono de tus pupilas que se enverdecen con la llegada del estío.
Ese bronceado robado de alguna latitud más septentrional. Y la camisa blanca con botones desabrochados que son todo un fetiche, que invitan a seguir descubriendo piel.
Sobre el mantel ,recuerdo que había cosas.
Unos entrantes y unos espirituosos.
La conversación fue más bien escasa ,al igual que el picoteo.
Sé el momento exacto en el que decidiste que lo que de verdad te interesaba era el postre.
Cuando al hablar me mirabas en exceso los labios. Cuando tus ojos de ave rapaz, seguían cada uno de los gestos que mis manos hacían mientras gesticulaba...
Al tomar la copa y beber. Hiciste un máster de cómo abrí los labios , cómo los apoyé sobre el fino cristal de bohemia, el carmín dejando su sello...
La erótica de lo que es un gesto y se transforma en una declaración de...¿guerra?
El como de repente el frío del vino se volvió un calor sofocante.
Como la sed de mi cuerpo fue una urgencia y no de saciarse con líquido. Solo de ti.
Ese levantarte de la silla de modo casi animal. Salvaje.
Ese despliegue de atrezzo , de vajilla, de sobrante...
Ese alzarme a pulso para dejarme sobre la superficie de la mesa.
Ese recorrer lento de cada una de mis venas y arterias con tu boca, con los dientes, con tu lengua.
No te diré que no me encantó cada paso, cada caricia. Cada pequeño bocado.
La obra magistral de un chef que adora su labor. Que respeta los tiempos. Que sabe trabajar con la paciencia.
Ese amasar lento y continuo, que torna casi líquido lo que deja atrás.
Esa rendición del que sabe lo que quiere y va a por ello. En la vida o sobre la superficie pulida de roble.
Suspiros acallados por bocas que se necesitaban. Manos entrelazadas a las que siguieron más miembros .Anclas humanas asidas a atraques . Espaldas infinitas.
Momentos que recuerdas a cámara lenta pero que se tornaron urgentes.
Como los fotogramas de una película pretérita donde tú fuiste la protagonista.
Pasiones que se fundieron en un pulso de voluntades pétreas.
Donde se nos olvidó donde empezabas tú y donde seguía yo. O si éramos dos o uno solo.
La grandeza de ese momento en donde pierdes el norte y solo sientes.
No hay razón que se mantenga operativa. No hay nada más que el abrazo , del agarre.
Que el bajar y subir por tu cuerpo buscando... un punto de apoyo donde el mundo no gire a esa velocidad vertiginosa en el que comenzó a tornarse todo borroso. Como cuando en un tornado te ves arrastrado por las fuerzas de la naturaleza.
Así fuiste. Un terremoto para mis sentidos. Un tsunami de violencia incontrolada, incontenible.
Vuelve algún día.
Cuando la resaca de lo que fuimos deje un poso demasiado denso para que sea imborrable .
Ven a llenar ese vacío que ha quedado en mí.
Pero no porque yo te lo pida, si no simplemente porque lo necesites más que respirar .
Voy a ver un par de clásicos más.
Creo que iré derecha a Brando.
El título te lo cuento cuando decidas regresar.
Mientras espero...De Aquí a la Eternidad.
*Ficción cinematográfica
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