Querría

     Querría . Podría comenzar mi entrada de hoy así, o más bien con el uso del plural, porque no es solo un querría, sino varios. Muchos. Demasiados.

Hoy quise tener un sueño. Uno muy concreto, pero otra vez el querer y el poder jugaron un pulso . Y pudo el poder. Así que me quedé sin el sueño que hubiera querido tener…Al menos hoy.

Querría poder…transformar la distancia de kilómetros a centímetros. Quitando ceros como el que espanta moscas. Querría traducir sus silencios. Leer sus miradas. Querría ese respirar cercano, esa calma del que le sobra tiempo. Querría un imposible, como querría haber tenido ese sueño.

Por ensalmo …y ni así apareció. Y se le esperaba. ¿Qué digo?. Lo seguiré esperando hoy, mañana, la próxima noche…

Querría aprender a desnudar su alma antes que su cuerpo. Pero lo que se quiere y lo que se obtiene no siempre es lo mismo. Aunque te empeñes, aunque perseveres, aunque busques un resquicio por donde colarte a hurtadillas.

“Hurtadilla”. Bonita palabra que se desliza por la boca. Comienza por una exhalación  como el más tímido de los besos. Inspiras martilleando con la lengua. Luego sonríes, te ves obligado a hacerlo, ya verás, inténtalo. Para finalmente sonreír aún más con el último fonema. Abriendo los labios. Reclamando el final.

Un principio , querría un principio. De opertura brillante. Triunfal. Como el más rutilante Wagner. Así lo quiero.

Querría su permiso. Querría su tiempo y el  mío. Juntos. Querría bañarme en su mar, de nuevo.

Pero quería ese sueño más ,que ninguna otra cosa anoche. ¡Y ni eso me dieron!

Quería un sueño sin promesas. Con sus pudieras y sus “ y si me dejaras”. Quería un sueño de pieles . Sin más nada.

Quería un sueño sin despertares, sin madrugadas.

Quería sus besos, sus abrazos . Sus manos…de dedos largos, ágiles, certeros…

Quería todo y no obtuve nada.

Solo las ganas de un querría que aún perdura en mi mente.

Te querría para mí esta noche; sin promesas, sin palabras. Sin más nada.