La dama de blancas
La maternidad es saber que tu corazón seguirá latiendo en otro cuerpo aunque el tuyo se pare.
El milagro no fue tu nacimiento, que también. Fue tu Concepción y tus ganas de ser,de estar, contra todo pronóstico.
Va a hacer quien años y te diré que traerte al mundo se hizo porque debía de hacerse. En aquella sala de partos me maravillé ante la capacidad que tenemos las mujeres para sobrellevarlo todo.
Sin anestesia, con la fe en que la naturaleza nos ha preparado para ese instante.
La creación y no de Miguel Ángel.
La sonrisa etrusca en los labios.
Y la certeza de que el santo grial , la inmortalidad, es ese instante.
Verte crecer.
Tus primeras veces.
Todas o casi la mayoría.
Las palabras, los pasos...
Y ahora...
Tu primer gran amor.
Etapas.
La vida.
Me maravilla verte.
La bondad y la ternura.
Esos abrazos que te nacen del alma ...
Rematados con unas manos desproporcionadas porque tus extremidades aún se están adecuando a tu porte.
Proyecto de quien vas a llegar a ser.
Tú con tus imperfecciones que son y están.
Tú con pasos firmes o en los que dudas.
Te he visto llegar hasta aquí y espero poder quedarme un rato más.
Si pudiera elegir...
Me gustaría verte ser padre.
Entonces dejaría mi trono de reina.
Sin dramas.
O a lo mejor, sin muchos.
El árbol de las raíces bien plantadas.
Bendita sea la rama que al tronco sale...
Y es lo que debe de ser.
Lo que está escrito.
No me importa que aparezca una o cien damas negras en la partida.
Yo sabré siempre que las blancas son las primeras en mover.
Y ahí reside el misterio.
Te quiero . Siempre.

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